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Taima (tiempo fuera)

La semana pasada tuve una discusión con mi hijo, realmente estábamos muy disgustados y nos queríamos ahorcar (es un decir, je, je), sin embargo, ya que Dios siempre es acertado, llego mi esposo y me pareció buen momento para alejarme,  estar conmigo y ver otras maneras de abordar lo que estaba sucediendo.

Decidí subir al Ávila, caminar y descargar un poco el disgusto. Mientras iba caminando, me acordé cuando de niña jugaba a “la Ere” donde algún niño perseguía a otros y si tocaba a alguno, el niño tocado perdía y entonces era quien debía correr para atrapar a otro. Lo que recordé de ese juego era que cuando uno estaba cansado o te llamaba tu mamá, decías “Taima” y el juego se detenía para ti. En otros países, es Tiempo Fuera o Time Out.

Creo que en nuestra vida de adultos, deberíamos usar esa estrategia eventualmente. En medio de una discusión, a veces uno ofuscado se ciega y no es capaz de medir aquello de hace o dice… luego, cuando pasa la emocionalidad, te das cuenta que te has excedido, pero ya no hay la posibilidad de recoger ni tus palabras, ni tus acciones. Probablemente, aunque no era tu intención lastimaste a uno de los seres que amas y como consecuencia, pudieras sentirte mal, culpable y aunque pudieras pedir disculpas, puede ser que hayas dejado una herida.

Es todo un arte aprender a manejar tus emociones. No se trata de controlarlas o suprimirlas como si ellas no existieran (eso causa malestar en el cuerpo e incluso enfermedades) sino más bien de reconocerlas pero saber que ellas no te dominan, que en un momento de rabia no necesariamente tienes que dejarte llevar por lo que sientes. De eso se trata la inteligencia emocional, de sentir, porque somos seres humanos y estamos expuestos (gracias a Dios!!!) a las emociones, pero no dejarte dominar por ellas.

De alguna manera, mis circunstancias fueron una “Taima” que me permitieron sentir, calmarme, buscar otras opciones y ver que maneras más efectivas tengo que manejar el tema con mi hijo. Cuando regresé a casa, por su parte, él había hecho lo mismo. Me pidió disculpas por su terquedad y yo hice lo mismo porque me excedí. Afortunadamente, creo que esta vez no quedaron heridas.

Si a veces sientes que la situación te sobrepasa, si la frustración, rabia o tristeza son tan grandes que te hacen hacer o decir cosas que son desproporcionadas, la próxima vez que esto ocurra en tu vida, intenta esta táctica. Si no puedes salir de donde estás, vete a un cuarto, al baño y toma unas respiraciones antes de seguir enganchada en una discusión que probablemente no les lleve a nada. Si te sabes una persona rabiosa, habla previamente con tus seres queridos, explicándoles que para no herir te vas a alejar, para que cuando esto ocurra ellos no se sientan abandonados si no entiendan que alejarte más bien es un acto de amor para evitar que la situación se empeore.

Requiere de maestría conocerte, cambiar para aprender a relacionarte efectivamente. Hay personas que saben de eso naturalmente  y hay otras que tienen un reto aún mayor porque vienen a aprender de las relaciones. Sin importar cual sea tu caso, el premio al esfuerzo de cambiar son relaciones sanas y felices. Así que vamos, si quieres,  Puedes cambiar!!!

Autor: Carla Acebey de Sánchez

Mujer, esposa, madre y empresaria. Renacedora profesional, certificada para liderar seminarios del Proyecto Internacional de Autoestima y coach de autoestima, actualmente ejerce como consultora organizacional y facilitadora en talleres, seminarios a grupos y sesiones individuales.