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Seis pasos para sanar una herida emocional

para sanar una herida

La vida ocurre fluidamente y de pronto un evento trastoca todo. Una traición, una ruptura, o tal vez un despido o una pelea revuelve nuestro mundo y emociones. Ese evento se vuelve una herida en nosotros. Y entonces, ¿Qué hacemos con ello? ¿Cómo hacemos para sanar una herida? ¿Se podrá transformar lo que se siente para sacar algo bueno de ello?

En general no sabemos manejar nuestras emociones. Las de alta vibración como la alegría y el amor, son fáciles de sentir en el cuerpo y naturalmente las aceptamos. Pero con eventos como los descritos en el párrafo anterior, vienen emociones distintas y no sabemos qué hacer con ellas. Nuestro cuerpo no está acostumbrado al nudo en el estómago, a la rabia o a una tristeza. A veces sentimos que estas emociones nos sobrepasan y como no son cómodas, buscamos formas de distraernos. En estos casos, no queremos sentir, preferiríamos dormir y despertarnos cuando todo haya pasado. Pero la vida no funciona así. Esas emociones incómodas y esas heridas traen un regalo, nos dan la posibilidad de crecer, aprender y evolucionar. Usualmente estos eventos cuando se viven con consciencia son la puerta que nos lleva a crear una mejor vida y llegar a un nuevo nivel de bienestar.

¿Cómo sanar una herida?

1.- Observarla: una herida física, tiene forma, sangre o costra y a veces infección. Una herida emocional es interna por lo tanto no se puede ver físicamente. Sin embargo, en mi opinión la sanación empieza cuando observo que ese dolor o emoción existe en mí y lo acepto.

2.- Sentirla: pudieras pensar que esto es muy difícil y ciertamente tiene su desafío. Sin embargo, el único camino que hay, es permitir que esté. Es decir, no intento evadirla, sino que acepto lo que está ocurriendo en mí y que se refleja en mi cuerpo. Esto significa que si tengo ganas de llorar, lo hago. Respeto la emoción que tengo en ese momento. Por otra parte, esto no significa que me deje llevar por ella hacia un tercero. Es decir, si siento rabia, no tengo que dejarme atrapar por ella y gritarle a mi hijo o vecino. Sentir una emoción no es reaccionar ante ella, sino permitir que esté en mi cuerpo mientras la reconozco.

3.- Asumir responsabilidad. Tal vez sea la parte más difícil. Es mucho más sabroso para nuestro ego vernos como víctima del otro o las circunstancias. Sin embargo así no hay crecimiento. Si entendemos la vida y aprendemos que lo que nos toca vivir tiene un sentido, allí está el gran regalo de la experiencia. Entonces te invito a ver cuál ha sido tu contribución para tener ese resultado. Tal vez no fuiste honesta, no pusiste límites claros, no querías estar en ese trabajo o no te comunicaste adecuadamente. Si no puedes ver claramente tu responsabilidad, por lo menos pregúntate ¿Qué puedo hacer con esto que me ha ocurrido? ¿Qué puedo aprender de esto? Te aseguro que si vives este paso con consciencia, encontrarás tu ganancia.

4.- Perdonar: este proceso puede tomar tiempo, pero siempre valdrá todo lo que te lleve a tu paz. Por una parte, está el perdón para la otra persona y también el que es a ti, por haberte puesto en esa situación. Recuerda que el perdón del que hablamos no es aquel que “tú tan buena persona” le haces a alguien malo que te ha dañado, sino es aquel que haces para cerrar una experiencia y encontrar la paz en tu corazón. Si no sabes cómo hacer este paso, revisa un artículo en mi web www.carlaacebeydesanchez titulado “Perdonar para cerrar ciclos y crear algo mejor” y en este encontrarás las herramientas para trabajarlo.

Perdonar significa soltar la emoción del evento, por lo tanto recuerdas lo vivido pero ya no te embarga ningún sentimiento al respecto, excepto gratitud por lo aprendido.

5.- Cambiar un pensamiento: espero sepas que tu vida es el resultado de tus pensamientos, conscientes o inconscientes. Si conoces tu pensamiento negativo que ha influido sobre la situación, trabaja con afirmaciones.

6.- Cambiar una conducta. La única forma de tener un resultado distinto es hacer algo distinto. De lo contrario, esta experiencia puede repetirse en el futuro. Define entonces que sería aquello que debes cambiar, por lo menos un comportamiento y toma una nueva actitud luego de haber superado la experiencia.

El resultado de sanar una herida.

Te aseguro que si vives bien este proceso, la persona que resultarás una vez sanada tu herida será alguien o más feliz, o más claro de sí mismo, o más honesta. En definitiva serás alguien mejor, más crecido y en consecuencia una persona más empoderada y conectada con la inspiración de vivir.

Reitero, este resultado podrás lograrlo si lo vives bien y con consciencia, pero a veces no es fácil lograrlo sólo. Si es tu caso, busca ayuda profesional. Somos muchos los entrenados para facilitar este camino para ti. Vamos, ¡tú puedes!

 

Autor: Carla Acebey de Sánchez

Mujer, esposa, madre y empresaria. Renacedora profesional, certificada para liderar seminarios del Proyecto Internacional de Autoestima y coach de autoestima, actualmente ejerce como consultora organizacional y facilitadora en talleres, seminarios a grupos y sesiones individuales.