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La alegría ¿Puedes sentirla a voluntad?

¿Crees que sentir una emoción como la alegría es el resultado de algo que ocurre afuera de ti? o ¿Crees que puedes elegir a voluntad sentir lo que quieras? Lee este artículo donde te hablo de inteligencia emocional y te doy mis recomendaciones.

¿De quién depende lo que sientes?

Desde niños hemos creído equivocadamente que sentimos lo que otros nos hacen sentir. Esto viene de recuerdos tan primarios como las palabras de papá diciendo: no me hagas poner bravo. O también recuerdos de mamá diciendo estoy triste porque no quieres comerte la comida. La consecuencia de esto es que así como nos hicimos responsables de las emociones de nuestros padres, también aprendimos a «culpar» a otros de nuestras emociones.

En realidad, es tu mundo interior lo que hace que respondas de determinada manera y con cierta emoción. Eso es tuyo. Con frecuencia doy este ejemplo: un perrito. Para algunos, pensar en un perrito les produce una enorme ternura, mientras que a otros les da miedo o asco. ¿Cuál es la diferencia? Lo que cada persona piensa del cachorro. En el primer caso, la persona puede recordar su primera mascota y lo feliz que fue jugando con éste. Pero para el segundo caso, un perro le mordió en su adolescencia y dice que son animales traicioneros. Finalmente el último, recuerda haber acariciado a un perrito y sentir que tenía pulgas y garrapatas.

Lo que quiero decirte con todo este ejemplo es que el perro es el estímulo, pero la interpretación que cada quien hace sobre este animalito es lo que produce la emoción. Y eso se corresponde con las experiencias previas y lo que yo llamo el mundo interior de cada individuo.

Por tanto, aunque nos hemos acostumbrado a creer que otros nos hacen sentir de determinada manera, es nuestra responsabilidad desarrollar la inteligencia emocional que nos haga sentir lo que queremos sentir.

La inteligencia emocional, un músculo que se tonifica.

Una vez que nos damos cuenta de que los pensamientos, (la interpretación que le damos a los hechos), son los que hacen que sientas de una u otra manera, el paso siguiente es entrenarnos para sentir la mayor cantidad de tiempo emociones que yo llamo de alta vibración, como el amor, la alegría, la esperanza, la gratitud y la compasión.

Tú podrías decirme: «claro que yo quiero sentir esas emociones sabrosas todo el tiempo, pero no es posible, porque siempre ocurren cosas que me sacan de mis casillas». Lo entiendo, he estado allí, pero una vez que te das cuenta que te volviste a enojar o frustrar, la pregunta a continuación es, ¿qué hacer a continuación? En este caso, requieres compromiso y disciplina para mantener el enfoque en un pensamiento que te lleve de nuevo a esas emociones de alta vibración.

Sostener la alegría.

En el título del artículo hacía la pregunta si podríamos sentir a voluntad determinada emoción. Yo creo que es posible y me he entrenado para ello.

Por ejemplo, me encanta la alegría. Así que estoy en esa emoción tanto como me es posible. Entonces la nutro y la alimento con recuerdos felices, me enfoco en mis metas y en el trabajo que adoro, visualizo que estoy logrando y celebrando una meta. Me procuro los momentos que me hacen sentir alegre, como estar en la naturaleza o hacer ejercicios.

En principio, te invito a que sepas claramente qué te produce alegría. En mi caso, una fuente de esa emoción es mi familia. Entonces, cuando algo ha ocurrido que me saca de las emociones que quiero sentir, regreso a ellos. Bien sea busco un recuerdo de un momento maravilloso que hayamos pasado juntos, uno de esos viajes que tanto hemos disfrutado o también imagino algo que quiero vivir con ellos.

Una información importante es que cuando tú cierras los ojos engañas al cerebro, porque éste no sabe si lo que estás imaginando es cierto o no. Así que usa el poder de la imaginación para visualizar eso que tanto produce alegría. Sin darte cuenta, ya estás con una sonrisa iluminando tu cara.

Tu trabajo, una fuente enorme de alegría.

Si disfrutas lo que haces, tienes una fortuna en tus manos. Entonces usa tu trabajo para producirte felicidad. ¿Cómo?, hay estudios que dicen que se disparan unos químicos que nos hacen sentir bien cuando definimos metas. Así que define pequeñas metas, semanales, diarias y luego otras a más largo plazo.

Adicionalmente, trabajar en equipo, con otras personas hace que nos sintamos bien. Sabernos parte de un todo, de un grupo de gente que hace lo mismo que nosotros, de quienes podemos aprender, pero a quienes también podemos nutrir con nuestras buenas ideas y entusiasmo es maravilloso.

Así que si ahora mismo no estás haciendo el trabajo que quieres, te invito a hacer los cambios que te permitan conectar y sentir esa alegría que te mereces.

Cambiar no ocurre de la noche a la mañana, pero cada paso que des en dirección de esa vida que quieres será un avance. Lo más importante es comenzar. Así que ¡dale! Hoy es un buen día para hacerlo, ¡tú puedes!

¡Entrena tu mente! Hazla tu mejor aliada para que trabaje a tu favor

El trabajo arduo da sus frutos

Autor: Carla Acebey de Sánchez

Mujer, esposa, madre y empresaria. Renacedora profesional, certificada para liderar seminarios del Proyecto Internacional de Autoestima y coach de autoestima, actualmente ejerce como consultora organizacional y facilitadora en talleres, seminarios a grupos y sesiones individuales.