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Al Pato Lucas y a mi…

 

En estos días me pasó algo que lucía como una mala experiencia. Resulta que requería de reimprimir  facturas de la empresa. Me había confundido y contaba con un talonario que no era tal y tuve que salir corriendo a imprimirlas, tal fue la emergencia, que tuve que imprimir un talonario urgente a un costo bastante alto y luego los otros 5 talonarios que hacían falta a un precio razonable pero también un mayor tiempo de entrega.

Al cabo de un par de semanas de recibidas, luego incluso de emitir las facturas urgentes que tenía pendientes, me doy cuenta que los números que había usado la imprenta, no se correspondían con los requisitos de la ley. Mi primer impulso, decir: al pato Lucas y a mi, luego de varias ¿¡!”#$%&@# (palabras folclóricas) digo: “con tantas cosas pendientes por hacer , ya había tachado esto de mis pendientes y ahora todo este retrabajo”. Además pensé que yo no tenía ninguna constancia de que los números que yo había dado eran los correctos aunque tenía la certeza de que era así. Luego de un instante y gracias a todo el trabajo personal que he hecho, me relajé. He aprendido que todo ocurre por alguna razón. Sé que Dios no se equivoca y que lo mejor es confiar en la vida. Por otra parte, tenía un asunto importantísimo que atender, por lo que decidí dejar ese tema por unos días y luego buscaría una solución, confiando en que esto no significaría tener que volver a pagar toda la inversión ya hecha.

Pues luego de una reunión me sugirieron que era el momento de cambiar de imagen de la empresa, luego de 10 años y como reflejo de otras mejoras, esto era lo conveniente. Me sentí muy entusiasmada con la idea y empezamos a hacer todas las modificaciones.

Unos días más tarde, viene a mi mente el tema de las facturas y me doy cuenta claramente porque ocurrió todo. Si no hubiese ocurrido este “error” en la imprenta, igual hubiese tenido que anular todas estas facturas porque ya no se correspondían con el nuevo logo, web, etc. (por cierto, has entrado en la web? Esta buenísima!!!).

Finalmente fui a la imprenta, les dije del error y ellos reconocieron que fue su confusión. Al mismo tiempo,  les propuse una forma de arreglar las cosas, de tal manera que ellos no tuvieran que asumir el costo total de la reimpresión, hice los cambios en el formato de las facturas, incluso hice unas facturas personales con el talonario urgente que había sacado semanas atrás!!! En conclusión y bajo estas circunstancias yo gané, ellos ganaron y todo salió bien.

La confianza que he desarrollado en Dios, en la vida, en lo que es me ha ayudado a saber que todo ocurre por alguna razón y que debo buscar la ganancia oculta en cada evento, incluso cuando pareciera muy desafortunado.

Así que con esta experiencia te invito también a ti -que lees estas líneas- a confiar, a creer que Dios no se equivoca, que todo ocurre por algún motivo y a ver qué puedes aprender  de aquello que te sucede. Seguro ese abordaje positivo de la vida  te permitirá hacerte sentir mucho mejor por una parte y a encontrar soluciones por otra. DIOS NO SE EQUIVOCA.

Que Dios te bendiga!!!

Autor: Carla Acebey de Sánchez

Mujer, esposa, madre y empresaria. Renacedora profesional, certificada para liderar seminarios del Proyecto Internacional de Autoestima y coach de autoestima, actualmente ejerce como consultora organizacional y facilitadora en talleres, seminarios a grupos y sesiones individuales.