¡Sueña, actúa y ten fe!
Creo que Dios coloca en nosotros la semilla de la grandeza y esa chispita interna nos hace soñar, desear proyectos, relaciones e incluso cosas. Podemos sentir claramente en nuestro corazón estos sueños, que pueden ser individuales o colectivos. Ahora, si bien Dios nos da esta capacidad, es nuestra responsabilidad hacer realidad estos anhelos.
Si puedes soñar, es porque tienes la posibilidad de lograrlo.
Si vemos a Dios como un padre/madre amorosa(o) (esa es la imagen que tengo de Dios) no creo que nos permita soñar si de antemano sabe que no podemos lograrlo. Por el contrario, como padre, espera lo mejor de nosotros y nos da los medios para alcanzar esos sueños. Por supuesto que también hay desafíos, pero estos representan nuestra oportunidad de crecimiento. Aunque Dios tenga el poder para vencerlos, forma parte de nuestro recorrido y aprendizaje superarlos. ¿Qué madre le hace todo a sus hijos? ¡Estaría creando minusválidos! El objetivo de un padre es hacer que sus hijos crezcan para convertirse en seres independientes, capaces y felices.
Mi receta para soñar y materializar lo que deseas.
Si has identificado un sueño (individual o colectivo) he aquí lo que desde mi experiencia es imprescindible para manifestarlo:
1.- Mantén vivo el sueño.
Enfócate en lo que quieres tanto como te sea posible. Dedica parte de tu día a sostener la imagen, pero sobre todo la emoción al lograr esa meta. Cierra tus ojos unos minutos varias veces al día, imagina cómo sería la sensación de logro de ese sueño. Visualiza la celebración de esa meta tan deseada, tu sonrisa y sentimiento de gratitud por haber alcanzado tu anhelo. Cuanto más compleja es la meta, más importante es enfocarte en el momento del logro y dejar que sea tu subconsciente (en comunión con Dios) el que se encargue de generar las ideas para materializar tu sueño.
2.- Define un plan de acción.
Considera las actividades a realizar para lograr ese sueño. Si estamos hablando de un sueño en equipo, debe haber una persona que diseñe y guíe ese plan de acción. Si bien puedes contribuir con algunas otras ideas, es importante dejarte guiar, confiar en quien lidera ese anhelo. Así mismo, si no sabes cómo alcanzar tu anhelo, busca ayuda. Tu no tienes ni que saberlo todo, ni hacerlo todo.
3.- ¡Actúa!
Da un paso cada vez y cuando no puedas darlo, mantente avivando el sueño. A veces hay que detenerse, mirar ángulos nuevos, pero siempre puedes persistir en el logro de lo que deseas. Este paso es muy importante, a veces no tenemos ni la fe ni la paciencia y abandonamos los sueños muy pronto, para no lidiar con la frustración de no lograrlo, cuando puede ser que estemos más cerca de lo que creemos. Persiste, insiste, haz. Si ese sueño está en tu corazón, es porque puedes lograrlo, así que pon todo de ti.
4.- ¡Ten paciencia y fe!
Confía en que si ese sueño está en ti y estas haciendo todo lo que está en tus manos para lograrlo, el resultado llegará. Por otra parte, confía también que si no se concreta, es porque Dios tiene mejores planes para ti (o tal vez hubo confusión en lo que creías era el sueño). Esto es cuestión de fe. Te pongo un ejemplo, cuando siembras una semilla, no regresas a donde la sembraste a cada rato y remueves la tierra para ver si la semilla está creciendo. Simplemente confías en que está ocurriendo lo que debe suceder, incluso cuando no puedes verlo. Al tener fe en el proceso y saber que has hecho lo que estaba en tus manos, tu tarea es esperar a que ocurra lo que debe pasar.
Creo que grandes sueños tienen también grandes desafíos. Te repito: si lo estas soñando es porque puedes lograrlo. Así que ánimo, enfoque, acción, fe, paciencia, y persistencia. ¡Eres dueña(o) de tu destino! ¡Tu puedes!
De perder algo a encontrarte. Curso con Carla Acebey de Sánchez
Autor: Carla Acebey de Sánchez
Mujer, esposa, madre y empresaria. Renacedora profesional, certificada para liderar seminarios del Proyecto Internacional de Autoestima y coach de autoestima, actualmente ejerce como consultora organizacional y facilitadora en talleres, seminarios a grupos y sesiones individuales.